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sinplástico lucía mbomío y carro de combate charlaron sobre consumo responsable

    Consumo responsable frente a «una llamada de alerta de nuestro ecosistema»

    Frente al imaginario de los medios de comunicación dominantes que representan la pandemia mundial como “una guerra contra un enemigo invisible”, desde la Factoría de Valores hemos querido recoger algunas reflexiones críticas que analizan la situación actual como consecuencia de un modelo capitalista insostenible y que además ven en la crisis una oportunidad de construir una nueva forma de habitar nuestro mundo: a través de un consumo crítico, consciente y transformador.

    Para ello la Factoría de Valores se ha trasladado a las redes sociales a través de #FactoríaEnCasa con una serie de charlas virtuales por el consumo responsable protagonizadas por tres mujeres activistas: Marion de La Porte de Sinplástico; la periodista Lucía Mbomío y Nazaret Castro de Carro de Combate.

    A través de sus distintas miradas y ámbitos de actuación, estas tres mujeres han reflexionado sobre el impacto que la pandemia mundial provocada por el Covid19 tiene en nuestro modelo de consumo, desde lo individual y lo colectivo (lo barrial), hasta lo macro, a nivel mundial.

    Desde una mirada holística, Carro de Combate explica esta situación como una de las consecuencias de la incompatibilidad del sistema capitalista con el mantenimiento de la vida. La pandemia causada por el Covid19 “puede entenderse como una llamada de alerta de nuestro ecosistema que nos dice que no podemos volver a esa normalidad capitalista y biocida”, aseguró tajante la periodista Nazaret Castro.

    “Consumimos productos que han recorrido una media de 6.000 kilómetros y eso es simplemente insostenible”, denuncia Castro y recuerda que “esto no es una guerra contra ningún virus, sino una consecuencia directa de una crisis ecológica” de un modelo de producción que no es sostenible y que nos hace vulnerables ante situaciones adversas.

    Carro de Combate es un colectivo conformado por periodistas independientes que investigan el origen de los productos que consumimos y las huellas socioambientales de las principales empresas productoras. Su objetivo es informar a las personas para que estas puedan consumir de manera crítica. “Entender el consumo como un acto político nos ayuda a tomar consciencia del impacto que nuestro consumo diario tiene a nivel local y global”. No somos individuos aislados; somos interdependientes y ecodependientes. consumo como acto político

    Desde Carro de Combate analizan las consecuencias del modelo de producción actual basado en monocultivos, que destruye la diversidad de los ecosistemas y nos debilita (a nosotras y a nuestros entornos). Según Castro, la proliferación de los monocultivos y la destrucción de los ecosistemas es precisamente uno de los orígenes de la propagación de enfermedades, entre otras la zoonosis; las enfermedades como el Covid19 trasmitida de los animales a las personas.

    La pandemia, como una oportunidad para transformar(nos)

    “Podemos aprovechar estos tiempos de cuarentena para revisar nuestros gestos cotidianos de consumo”. En lugar de comprar en los grandes supermercados, podemos tratar de comprar en pequeños comercios, a productoras y productores pequeños o a través de las distintas iniciativas de economía social. Podemos tratar de consumir productos de kilómetro 0, es decir, los que son producidos en nuestro entorno cercano, de temporada.

    La periodista Lucía Mbomío, que participa en el programa Aquí la Tierra, recuerda que “el pequeño comercio te da mucho más que un producto: detrás hay una persona con la que se genera una relación cálida y humana”. “Ahora más que nunca debemos de acordarnos de los pequeños comercios que están abriendo incluso en tiempo de pandemia”. consumo en pequeños comercios

    Mbomío analizó cómo el confinamiento ha servido para recuperar la identidad de los barrios y puso en valor las redes de apoyo vecinal que se han creado y que se están coordinando con otras estructuras preexistentes como asociaciones vecinales o centros de salud, entre otras.

    “Ahora más que nunca estamos conviviendo en los barrios” y estamos recuperando su esencia y la de nuestros hogares. Por ejemplo, “el patio de luces que todavía tenemos en algunas viviendas, vuelve a ser un espacio para conectar y escuchar(nos), ahí están los olores y los sonidos que nos dicen que la vida sigue”.

    Nuestras rutinas se han transformado a golpe de confinamiento. Mbomío explicó cómo tener que quedarse en casa le ha supuesto volver a disponer de tiempo para hacer las tareas diarias que normalmente no puede hacer, cosas tan básicas y vitales como preparar la comida o planificar el menú de la semana: “normalmente llego a las 10 de la noche y no me da tiempo a organizar mi menú, ahora estoy organizando mi dieta, estoy comiendo mucho mejor y me siento mejor”.

    Aprovechar el momento para replantear nuestro consumo, sin agobiarnos

    “Esta cuarentena ha puesto límites a nuestra libertad de movimiento y, por tanto, ha incidido en nuestra capacidad de consumo”, explicaba Marion de la Porte, del colectivo Sinplástico. Ahora, antes de salir a hacer la compra tenemos que pensar bien qué vamos a consumir y dónde lo vamos a comprar. Por eso, “este puede ser un buen momento para empezar a plantearnos cómo reducir el plástico y los residuos que generamos”. Sin agobiarnos, porque, según aclara, este es un proceso a largo plazo, que tenemos que llevar a la práctica poco a poco porque no es fácil: “yo llevo más de ocho años trabajando en ello con éxitos y… no éxitos”.

    De la Porte confiesa que tratar de reducir el consumo de plástico no es una tarea fácil debido al uso normalizado y extendido que tiene en nuestra sociedad, sin embargo, “la ventaja de este momento es que tenemos tiempo para planificarnos; para pensar dónde y qué vamos a comprar en nuestro entorno cercano, más que nunca estamos comprando en el pequeño comercio local, lo que nos ayuda a reducir el plástico”.

    Para comenzar a reducir la cantidad de plástico de nuestra cesta de la compra, desde Sinplástico lanzaron algunas recomendaciones sencillas. Por ejemplo:

    • Utilizar nuestras propias bolsas de tela a la hora de ir a hacer la compra que además son más higiénicas porque nos aseguramos que nadie más las ha tocado y podemos lavarlas con agua caliente.
    • Comprar a granel (en tiendas específicas de venta a granel o en cualquier pequeño comercio de nuestro entorno).
    • Aprovechar que tenemos más tiempo disponible para fabricar nuestros propios productos (lo que normalmente no podemos hacer en nuestra frenética rutina): crear nuestro propio jabón, productos cosméticos, galletas, alimentos en conserva…
    • A la hora de hacer la compra, analizar nuestra lista y pensar de qué podemos prescindir o cómo podemos consumir determinado producto sin plástico. En este punto, de la Porte recordó que comprar verdura o fruta plastificada no es una forma de asegurar que el producto esté libre de virus porque precisamente el plástico es una de las superficies donde el virus puede mantenerse por más tiempo (hasta 72 horas).

    coronavirus sobre superficies de plástico

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